¿Sabes quién eres?

Manifiesto del antiprendedor

Quiero ser mi propia comisaria, una antiprendedora, una persona.

No quiero ser diseñadora, directora de marketing, ilustradora, especialista en imagen de marca, consultora en redes sociales, gurú de las multiplataformas, genio de las interfaces, copywriter, consultora tecnológica, desarrolladora de aplicaciones, reina de la estética, usuaria destacada, maximizadora de beneficios, analista de balances, creadora de eslóganes, analista de tráfico web, redifusora de posts, una blogger patrocinada, una comentarista estrella, la propietaria de una tienda online o la generadora de vídeos virales... Como no quiero ser un mango, una fuente o una página. No quiero estar conectada ni en la onda, ni que nadie me marque con un «me gusta», me incluya en sus listas o me programe.

No quiero ser una marca, ni quiero ser representante, embajadora, best-seller o número uno. No quiero ser un recurso humano ni parte del capital humano de vuestra empresa.

No quiero convertir mi persona en una empresa.

No hagáis caso de miembros fundadores, de empresarios o de la prensa, ni de gurús, editores, locutores e investigadores, de los especialistas en creación de marca ni de los consejeros profesionales, del jefe del gobierno ni del mercado laboral, ni de Michel Foucault o el engreído de vuestro hermano que trabaja en el mundo de las finanzas. ¡Hay algo más que todo eso!

Quiero ser amante, maestra, vagabunda. Quiero juntar palabras, esculpir lo inmaterial, fabricar instrumentos y ser una filósofa socrática... y una musa imprevisible. Quiero ser el centro de mi comunidad, una obra de arte, una letra temblorosa y una árbol centenario. Quiero molestar y crear, ser una visionaria apocalíptica, un genio de la reconfiguración, una madre hipócrita, una pirata informática y alguien que escoge las aventuras que le apetece vivir. Quiero ser una agitadora rebelde, lamer helados, hacer gamberradas. Ser una carga liberada y un doble mortal en el trampolín; una joven descarriada y trabajar de voluntaria. Ser sencillamente una compañera.

Quiero ser mi propia comisaria, una antiprendedora, una persona.

Disponibilidad ilimitada. No hacen falta seguidores. Solo amigos.

—Danielle Leduc